El comercio marítimo entre Asia y América del Norte está atravesando un nuevo ajuste debido a las crecientes tensiones arancelarias entre China y Estados Unidos. Ante el temor de una sobreoferta de espacio por una eventual caída en la demanda, las principales navieras han adoptado medidas preventivas más drásticas que durante la pandemia. Estas incluyen el uso de barcos más pequeños, la cancelación masiva de itinerarios (blank sailings) y hasta la suspensión total de rutas.

Entre las semanas 17 y 19 del año, más del 25% de las rutas semanales fueron canceladas, superando incluso el nivel de recortes durante la pandemia. Esta vez, sin embargo, la causa es geopolítica y no sanitaria. Como resultado, se anticipan dificultades logísticas para los exportadores e importadores, especialmente en puertos clave como Yantian, Ningbo y Shanghái, donde se espera una reducción de capacidad de hasta el 50%, lo que podría provocar retrasos y mayores costos.
A pesar de esta reducción en la oferta, las tarifas spot se han mantenido relativamente estables, con un ligero aumento a inicios de abril. Esta estabilidad se debe a los recortes estratégicos de capacidad y a señales débiles de recuperación en la demanda desde China. No obstante, los precios continúan siendo bajos en comparación con enero, con una caída acumulada de hasta el 52% hacia la Costa Oeste de EE.UU.
Las consecuencias también se sienten en otras rutas marítimas, como las que conectan Asia con Europa, donde las tarifas han seguido bajando. Algunas navieras, como Maersk y MSC, han respondido con tarifas muy por debajo del mercado para asegurar volumen, lo que refleja la incertidumbre del sector. Además, se han eliminado servicios como el Phoenix de MSC, lo que confirma la fragilidad de ciertos itinerarios en medio de este reajuste global.

Para Ecuador, un país altamente dependiente del comercio marítimo para exportaciones como banano, camarón y flores, esta situación podría traducirse en varios desafíos. La reducción de rutas y espacio disponible desde Asia y la inestabilidad en los servicios podrían aumentar los costos logísticos, retrasar insumos importados clave y afectar la competitividad de sus exportaciones. Además, si la tendencia a la baja en el consumo estadounidense continúa, los sectores exportadores ecuatorianos podrían enfrentar menor demanda, lo que impactaría negativamente en su balanza comercial.
Fuentes: Google, ChatGTP, Mascontainer